El Sistema de Nombres de Dominio (DNS) lo podemos pensar como una guía telefónica de Internet. Cuando un usuario escribe dominios como "bing.com" o "google.com" en sus navegadores, el DNS se encarga de encontrar la dirección IP correcta para esos sitios. Luego, los navegadores usan esas direcciones IP para comunicarse directamente con el servidor de origen para mostrar información del sitio web. Todo esto sucede gracias a los servidores DNS: son máquinas dedicadas a responder consultas de DNS.